Fresh Hope para la Salud Mental

No pienso muy claramente desde que la bipolaridad me ha afectado la mente. Ahí esta, lo dije. Me avergüenza cuando tengo dificultad para recordar conversaciones de hace unos minutos. Algunos momentos maravillosos con mi familia se vuelven confusos a pesar de que mi bipolaridad está siendo tratada. Solía aprender cosas rápidamente, ahora no tanto. Mi discurso es lento y mi pensamiento no es tan rápido como lo era antes. Como pastor el discurso pausado y la claridad de pensamiento en el acto es parte de hablar en público. Afortunadamente ahora estoy jubilado y el estrés no es tan frecuente como cuando pastoreaba activamente. Pero no estoy solo. Alrededor del 40% de aquellos diagnosticados y tratados con éxito por bipolaridad tienen dificultades de pensamiento. Para algunos es la memoria inmediata a corto plazo y la dificultad para seguir una conversación. Recordar las listas de compras y las promesas o intenciones que se dijeron un día pueden habe

Me sorprendió cuando leí las notas del médico sobre mi chequeo: hombre blanco obeso mayor. No me di cuenta de que mi peso se había salido tanto de control. En mi mente me veo con un poco de sobrepeso pero no obeso. Al igual que muchos otros pacientes con bipolaridad, lucho con el peso. Algunos de mis medicamentos tienen como efecto secundario el aumento de peso. Otros efectos secundarios incluyen una desaceleración de la función cognitiva y del habla. No es de extrañar que mi metabolismo sea más lento. Como muchos, tengo una falta de motivación para hacer ejercicio. Un paciente bipolar lo describe como un círculo vicioso. Hay cosas que podemos hacer para superar la depresión (incluyendo el ejercicio). Pero esto requiere motivación. La depresión nos quita la motivación y nos impide hacer cosas para mejorar nuestra salud. Es un espiral descendente. El ejercicio falta en mi cuidado personal, quizás en el tuyo también. Aquí hay algunas cosas que he aprendido de otros pac

Recientemente, alguien a quien mi esposa y yo amamos mucho fue diagnosticado con trastorno bipolar II. Me encuentro a mi mismo aprendiendo mucho de mi esposa sobre cómo convertirme en un ser querido útil y saludable. Es un nuevo rol para mí. Se podría decir que mi esposa tiene un “doctorado” en ser el ser querido de alguien con trastorno bipolar. No sólo ha estado ahí para mí durante los últimos 20 años desde mi diagnóstico, sino que su madre también tenía trastorno bipolar y se quitó la vida hace 26 años. Dolorosamente, ella es una experta en amar a aquellos con un diagnóstico. Y ahora, juntos, nos hemos convertido en seres queridos de alguien que ambos amamos y hemos visto crecer. Como la mayoría de nosotros sabemos, el trastorno bipolar puede ser hereditario. Como padres hemos sabido esto y hemos orado para que nuestros hijos no tengan que soportar más el dolor de este trastorno que lo que ya tuvieron que superar debido a mi lucha con el trastorno durante su in

El otro día estaba lanzando una pelota de béisbol a mis nietos. Si me conoces, te darás cuenta de que me estoy quedando calvo... todo excepto por un pequeño parche justo en el frente. El viento soplaba y este pedacito de pelo se levantaba con en el viento y  — solo digamos que parecía un poco inusual. De repente, mi nieto dijo con admiración, “¡Abuelo tienes una cresta!”  ¿Una Cresta? Ahora soy genial, pero no tan genial. Nunca se sabe lo que la gente piensa, especialmente los niños. Pero me he dado cuenta de que la negatividad ocupa mucho de diálogos internos cuando estamos deprimidos. La negatividad es una epidemia que se aloja fácilmente en nuestra mente. Como un virus infecta a los que nos rodean. Pensamientos como: “Sé que haré un pésimo trabajo.” “Nunca debería cometer un error.” “Debería haberlo sabido mejor.” “Si no soy el mejor, soy un fracaso.” “¿Por qué yo? Siempre me pasan cosas malas.” “No es justo.” “Siempre arruino todo.” Estos pensamientos

Es difícil para mí empezar a escribir hoy. Mi estado de ánimo es triste y la depresión me está haciendo sentir apático. Uno de los principales efectos estar deprimido es la falta de motivación. Cuando la depresión es severa, puede ser incluso difícil levantarse de la cama. En otros días puede ser difícil “ponerse en marcha”. ¿Qué hace la gente para encontrar motivación? Aquí hay algunas cosas que he aprendido. Para mí, el ejercicio crea una ráfaga de energía que dura varias horas en mi día. Esta energía me ayuda a motivarme por el día. La parte difícil es hacer ejercicio. Si el ejercicio se convierte en un hábito, se necesita menos motivación para continuar. Preparo mi ropa de ejercicio para que cuando suene mi alarma pueda usar una bicicleta elíptica. Mientras mi mente está nublada por el sueño, me resisto menos al ejercicio. Cuanto menos tiempo tengo para pensar en no querer ejercitarme, es más fácil empezar. Muchas personas descubren que pueden encontrar mo

Veo la bolsa de basura que está en nuestro patio de lajas y estoy llena del dolor sordo del pavor. Odio la pequeña caminata desde mi puerta trasera hasta el jardín lateral donde se guardan los botes de basura. Lanzando un suspiro, salgo al exterior y deslizo la pesada bolsa blanca sobre mi hombro mientras camino a través de los montículos de tierra y roca. Mi pecho se aprieta con ansiedad mientras contemplo nuestro jardín en toda su desolada gloria. Agujeros y árboles volcados llenan el paisaje, sus raíces acechantes sobresalen como los mástiles de los veleros. Odio los desastres. Desde una pequeña pila de café molido en el mostrador de mi cocina hasta la caótica escena de juguetes esparcidos y migajas dejadas por una cita de juegos, los desastres hacen que mi piel se erice y desencadenan un impulso inmediato para limpiar obsesivamente. Pero odio especialmente los desastres intermedios- el desorden que conlleva un proyecto inconcluso. Mi esposo tiene el pensamiento lógico

Mi sala de oración con Dios está detrás del volante de mi auto. Para una madre ocupada, es el único momento en que me veo literalmente obligada a estar quieta. Mis hijos están asegurados con cinturones de seguridad y por lo general son arrullados en un silencio pacífico bajo el zumbido del motor y las imágenes que pasan enmarcadas por sus ventanas con huellas dactilares. En estos minutos de silencio robados de mi agitado día, agarro el volante, y hablo, grito y susurro al Dios del universo. A veces me siento en un silencio total. A veces sonrío, realmente sonrío- no el accesorio que uso para el disfrute de los demás. Hay momentos en los que me río con Dios, Él es realmente tan ingenioso e inesperado. Él y yo tenemos una broma constante. A veces me duele el corazón y mis ojos se llenan con grandes granadas de lágrimas calientes y saladas. No importa lo intensas que sean nuestras sesiones en el auto- siempre las dejo con confianza y paz. No con la confianza de que todo