"Pastoreo y Suicidio: Reflexiones de un Pastor que Ha Estado Ahí" Por Brad Hoefs
La
pérdida de otro pastor por suicidio esta semana no fue una sorpresa para mí.
¿Por qué? Porque manejar los desafíos del ministerio de hoy en día y los
desafíos de tener un problema de salud mental puede ser mortal. Lo sé muy bien.
Desde 1995, después de haber sido diagnosticado con trastorno bipolar, he
pasado todos los días equilibrando delicadamente las exigencias del ministerio
pastoral, la vida familiar y el manejo de mi trastorno bipolar.
He
sido un pastor ordenado desde 1985. Y el ministerio es más exigente hoy que
nunca. La cultura, las expectativas y la velocidad de la vida han cambiado
mucho desde que empecé hace más de 30 años. La vida es más estresante hoy en
día para todos, no sólo para el clero. Sin embargo, esa creciente cantidad de
estrés ha creado aún más presión dentro de las demandas del ministerio
pastoral. El ministerio es difícil y desafiante. Así que cuando se añade un
desafío de salud mental, uno debe tomar doble –y triple– cuidado para manejar
el desafío de salud mental.
Estas
son solo algunas de mis observaciones:
- En el ministerio pastoral, me parece que al menos el 85% (tal vez más) de las situaciones con las que trato son negativas. Y con demasiada frecuencia no hay tiempo suficiente para refrescarse y reponerse antes de que el siguiente ‘impacte’. La investigación de la Universidad de Duke muestra que las demandas ponen a los pastores en un riesgo mucho mayor de depresión que las personas en otras ocupaciones. La investigación de LifeWay nos da una perspectiva de algunas de las razones por las que los pastores luchan contra la depresión. El liderazgo pastoral es un trabajo duro, no tan difícil como ser una madre de familia que se queda en casa, pero está clasificado por Forbes como uno de los 9 trabajos de liderazgo más difíciles de Estados Unidos.
- La gente no es tan respetuosa con los pastores como solía ser. Las ovejas parecen estar más irritadas con la vida, más agresivas, y dispuestas a “morder” a su pastor. Y esas cosas que la gente dice de ti lastiman.
- El consumismo se extiende rápidamente en la iglesia cristiana. En lugar de estar al lado de su pastor en el ministerio, mucha gente está ahí para “recibir” del pastor. Y cuando lo que “reciben” del pastor no cumple con sus expectativas, empiezan a criticar lo que él o ella está haciendo mal. Por lo tanto, con frecuencia hay expectativas extremadamente altas y baja tolerancia. Los pastores sufren muchas heridas en el corazón que son infligidas por ovejas que ellos han amado y cuidado a lo largo de los años.
- Los pastores son los primeros en responder a las situaciones de crisis de la vida de su gente. Por lo tanto, tienen mucho trauma de segunda mano. Esto tiene un impacto significativo en la salud mental de cada pastor, incluso si no tiene un diagnóstico de salud mental. Los efectos del trauma de segunda mano son reales.
- Los pastores tienden a sentirse aislados y solos. Y por eso nos resulta difícil hablar abiertamente sobre nuestros problemas más profundos y oscuros. A veces nos parece, incluso a los que somos pastores, que no deberíamos estar luchando como lo estamos haciendo para ser “ejemplos” de fe. La vergüenza nos mantiene encadenados y atados de lengua cuando se trata de compartir nuestras luchas más profundas. Siempre existe el temor de que podamos perder nuestro trabajo si se corre la voz. Las iglesias no siempre son los lugares más seguros para encontrar la gracia. Como pastores, animamos a la gente a ser auténticos, transparentes, y a confesar sus fracasos y luchas. Sin embargo, encontramos que es una de las cosas más difíciles de hacer personalmente.
- Saber cómo procesar el dolor y el sufrimiento es algo extraño para nosotros en la cultura actual. Así que terminamos no procesando el dolor o el sufrimiento que viene con la vida. Lo interesante del dolor emocional es que, si no lo controlas, él te controlará a ti. Y los pastores luchan como todos los demás. Vivimos en una cultura, incluso dentro de la cultura de la iglesia, donde la gente no sabe qué hacer cuando otros están luchando y sufriendo. Muy a menudo lo endulzamos con positividad tóxica o lo espiritualizamos. No es de extrañar entonces que la gente simplemente no hable de manera abierta sobre una lucha, por miedo a ser visto como que se está quejando o que no tiene suficiente fe.
- A menudo, aquellos de nosotros en las profesiones de ayuda, somos personas complacientes con la gente, lo que hace que el ministerio esté lleno de toda clase de peligros. Además, muchos de nosotros en estas profesiones sufrimos de baja autoestima y nos tomamos todo como algo personal – lo que entonces agrava aún más la depresión y la ansiedad. Este tema añade incluso más estrés a una profesión ya de por sí estresante.
- Y por supuesto, está el tema de la guerra espiritual, que siempre está en juego también. El enemigo está fuera para matar, robar y destruir.
No
me malinterpretes, ciertamente hay muchas alegrías en el ministerio y aunque la
iglesia siempre ha tenido defectos, amo a la iglesia y al pueblo de
Dios. Pero, seamos honestos, ¡algunos del pueblo de Dios requieren
más gracia que otros! Y cuando se trata de un desafío de salud
mental, es aún más complejo y difícil tratar todos los problemas de conflicto
que surgen en una iglesia imperfecta, que son todas las iglesias.
Es
importante entender que cosas como la ansiedad, la depresión y el trastorno
bipolar, así como otros trastornos de salud mental, son episódicos. Esto
significa que, aunque tendré trastorno bipolar el resto de mi vida, si no
experimento un episodio depresivo o maníaco real, estoy viviendo básicamente
libre de síntomas, como cualquier otra persona estaría experimentando la vida.
Por ejemplo, no he tenido ningún tipo de episodio importante de depresión o
manía durante los últimos 17 años. Pero tengo que permanecer al frente del
manejo del trastorno diariamente, lo que significa que alguien con un trastorno
de salud mental puede servir como pastor o tener otros trabajos y controlar su
enfermedad sin que esto se convierta en un problema.
Sin
embargo, si el pastor está teniendo un episodio depresivo, ataques de ansiedad
continuos o un episodio maníaco por cualquier razón, entonces se hace
excepcionalmente difícil navegar por la vida diaria, más aún el ministerio. En
otras palabras, si el desafío de su salud mental está afectando su capacidad
para hacer frente a las exigencias de sus vidas, entonces deben cuidarse a sí
mismos como si necesitaran una cirugía a corazón abierto. No es diferente a si
alguien estuviera lidiando con cualquier otra enfermedad física grave. Es en
momentos como éste cuando uno debe concentrarse en recuperarse antes de volver
al trabajo.
Aquí
están algunas cosas a las que animo a mis compañeros pastores que pueden estar
luchando con cualquier tipo de problema de salud mental – ya sea en secreto o
públicamente – especialmente si se tienen ideas suicidas:
- Habla con alguien inmediatamente, no escuches los pensamientos de tu cerebro, díselo a alguien antes de que sea demasiado tarde. No esperes. Ni siquiera termines de leer este blog. Hazlo ahora. No necesitas enfrentar esto por tu cuenta, ni puedes manejarlo por tu cuenta. Necesitas a alguien que te escuche y que sepa cómo ayudarte. No juegues a ese juego en el que te dices a ti mismo, “puedes hacer esto”. Mientras escuchas esa vocecita en tu cabeza que dice, “tú puedes”, pero las cosas empeoran, y tú no puedes. Y antes de que te des cuenta, te encuentras siendo tragado por la desesperanza. En ese momento, apenas puedes enfrentarte a ella. ¡Deja de participar con las mentiras del estado depresivo de tu cerebro!
Si
esperas demasiado tiempo para hablar con alguien, llegas a un punto en el que
la oscuridad de la depresión te dice que no hables – y antes de que te des
cuenta, tu cerebro sucumbe a la enfermedad de la depresión. Entonces terminas
en un punto en el que no puedes luchar más. Así que, deja de jugar el juego.
¡Dile a alguien que NO ESTÁS BIEN! Dilo antes de que no puedas luchar contra
las mentiras de la depresión.
- Recuerda esto: Tu lucha no es se debe a que seas débil emocional o espiritualmente. Eso no es más que el estigma diciéndote eso. Todo el mundo lucha. Y no estamos destinados a luchar solos. Tú lo sabes. Lo has enseñado en tu predicación y en tu enseñanza. Sabes que fuimos creados para la relación. Eres débil cuando crees que eres lo suficientemente fuerte para manejar esto por ti mismo. Así que no lo manejes solo.
- Esta lucha es real. Es fisiológica. Si no se lo dices a alguien y sigues pensando que puedes manejarlo, el cerebro tarde o temprano te hará perder la cabeza. Tu cerebro es sólo otro órgano de tu cuerpo. Tu mente es lo que hace tu cerebro. Y cuando tu cerebro está enfermo, es difícil estar en tu sano juicio. Y en este caso, el cerebro es el único órgano de tu cuerpo que determina si hablas o no de esto con otra persona. Tu cerebro puede enfermar tanto que te mentirá diciéndote que tienes que quitarte la vida para salir del dolor. Tu cerebro se enfermará lo suficiente como para hacerte pensar que tus seres queridos estarían mejor sin ti. No creas las mentiras de tu cerebro enfermo. Es una fácil pendiente resbaladiza hacia el suicidio, y la evidencia de esa pendiente resbaladiza es cuando piensas que puedes manejar esta lucha por tu cuenta. HAZ ALGO ahora antes de que sea demasiado tarde.
- Por favor, comprende que la depresión te hará sentir muy culpable y avergonzado. La depresión te dirá que no debes agobiar más a la gente que te rodea. La depresión te dirá que las cosas nunca mejorarán. Y si no se lo dices a nadie, entonces en un rápido y oscuro momento, la depresión puede arrastrarte al pozo negro de la desesperanza y a un abismo de oscuridad que nunca has conocido.
- La depresión te hará sentir que deberías avergonzarte de ti mismo por tener ideaciones suicidas o que deberías avergonzarte de ti mismo por no confiar en el Señor. Después de todo, eres un pastor. Los pastores no deberían luchar con estas cosas, ¡lo cual es un montón de tonterías! Las de las mentiras de la depresión.
- Si el miedo a tener que ser hospitalizado es lo que te impide decirle a alguien que eres tienes ideaciones suicidas, ese es tu propio estigma que está dentro de ti. Anúlalo por el bien de tu cónyuge, hijos, amigos y el de tu rebaño. Si tuvieras un ataque cardíaco, irías a la sala de emergencias, ¿verdad? Bueno, ¡esto NO es diferente a eso!
Dos
veces en mi vida he estado suicida. La primera vez no fui al hospital. Alguien
estuvo a mi lado casi 24/7. No me dejaron solo. Terminé en posición fetal
acurrucado en el piso del armario de nuestro dormitorio, se sentía como un
lugar seguro. El dolor emocional y la ansiedad eran peores que cualquier otro
dolor que haya tenido hasta este momento en mi vida. La segunda vez que estuve
suicida, pude sentir literalmente el oscuro pozo de desesperación y
desesperanza envolviéndome. Intuitivamente supe que quedaba muy poco de mi
capacidad para encajarla. Me aferraba al mismísimo borde del profundo agujero
con algunas de mis uñas. Llamar al médico era más de lo que podía pensar, pero
sabía que tenía que decírselo a alguien, o probablemente no sería capaz de
luchar contra la desesperanza y la desesperación. La enfermedad estaba consumiendo
mi capacidad de aferrarme a la vida. Se sentía muy similar a lo que yo
imaginaba que se podía sentir al morir de cualquier enfermedad. Terminé en el
hospital. Encerrado en el hospital. Sin cordones de zapatos, sin cables
eléctricos y sin rasuradora. Pero me salvó la vida de manera similar a si
hubiera sufrido un gran ataque al corazón ese día.
Para
aquellos de ustedes que no entienden cómo se puede llegar a ese punto de
desesperación, gracias a Dios que no lo entienden. Créanlo o no, es muy posible
vivir en la intersección de la esperanza y la desesperanza al mismo tiempo. La
desesperanza es una calle de la desesperación que está llena de mentiras y
dolor que corre horizontalmente. Es de este mundo. Es físico, realmente está
todo en la cabeza, debido a un cerebro enfermo. La verdadera esperanza, no un
pensamiento ilusorio, es una esperanza como la de Romanos 8:28, es una calle
que es vertical. Es la verdad. No siempre se siente en lo natural. Pero es
sólida como una roca. Y puedes estar viviendo en esa intersección y tener la
esperanza real pero la desesperanza se apodera de lo natural debido a un
cerebro enfermo.
Al
final, alguien que muere por suicidio no lo elige, por lo que no lo está
“cometiendo”. Creo que sería más exacto decir que alguien muere de
una enfermedad mental. La enfermedad mental se los lleva. Al igual que cuando
la gente muere de cáncer. Y pastor, tu no necesitas morir esa muerte. Busca
ayuda.
Soy
un pastor que tiene bipolaridad. Moriré teniendo trastorno bipolar a menos que
el Señor me cure milagrosamente. (Y como Pablo experimentó, el Señor no ha
quitado esa espina hasta este punto.) Pero me niego a morir de bipolaridad. Si
estás luchando con la ideación suicida o tienes tendencias suicidas, elige
vivir antes de que la enfermedad tome el control.
Pastor,
si estás luchando con una enfermedad mental o un desafío de salud mental, por
favor considera asistir a nuestra reunión en línea del grupo “Fresh Hope” los
martes a las 7:30 p.m. hora central. Es un lugar seguro para NO estar bien. Si
esa zona horaria no te funciona, por favor envía un correo electrónico a Nicole@FreshHope.us e
iniciaremos un grupo de apoyo en línea de Fresh Hope sólo para el clero.
(Nota
agregada por el traductor — si necesitas ayuda en español escribe a
samantha@freshhope.us para conocer los grupos que hay disponibles para ti, o visita https://linktr.ee/FreshHopeEspanol para inscribirte en nuestros grupos en línea o hacer cita con un Hope Coach si necesitas hablar con alguien. No estas sol@. Hay esperanza y queremos estar a tu lado.)
Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.
TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.
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