"Mitos de la Iglesia Sobre la Enfermedad Mental" Por Rick Qualls
“Todo
es culpa tuya”, dijeron los amigos de Job… “Si no hubieras hecho algo malo,
estos problemas no habrían llegado a tu casa”.
Pero
Dios revela que los problemas de Job no eran un castigo por el pecado. A veces,
los problemas entran en nuestra vida porque vivimos en un mundo caído, donde
los problemas existen naturalmente.
Aunque
sabemos que una enfermedad no es causada por un pecado específico, nuestra
mente salta a la antigua conclusión: Si tienes un problema, es tu culpa porque no
tienes suficiente fe. Arrepiéntete y todo saldrá bien.
Pero
arrepentirse no cura la diabetes. No hay vergüenza en tomar medicamentos para
la diabetes. Ni tampoco hay que avergonzarse por tomar medicamentos para la
presión arterial alta. Pero cuando llegan los problemas y no entendemos,
culpamos a la víctima.
Y
así, como los amigos de Job, suponemos que la víctima tiene la culpa.
Y
al igual que los amigos de Job, respondemos particularmente con culpa o vergüenza
por alguien diagnosticado con una enfermedad mental.
Una
de cuatro familias en nuestras iglesias está tratando con un miembro con un
diagnóstico de salud mental.
Hay
muchos tipos de enfermedades mentales, como la depresión, la anorexia, la
esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno de estrés postraumático. Hay
varias categorías para estas enfermedades también. La experiencia de cada
persona es diferente. La enfermedad de cada persona tiene diferentes síntomas.
¿Cuáles
son algunos de los conceptos erróneos que tenemos sobre las enfermedades
mentales?
1.
A Dios no le importa cómo nos sentimos. Somos salvados por la fe. La fe y los
sentimientos seguirán. Si los sentimientos sanos no siguen, entonces te falta
fe. Algo está mal para ti.
Pero
el problema es que a Dios sí le importan nuestros sentimientos. “Cercano
está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.”
Salmos 34:18
Dios
se preocupa por cada aspecto de nuestras vidas.
2.
Es un error usar medicinas para ayudar a nuestra mente.
El
problema es que muchas enfermedades mentales son una disfunción del cerebro. La
química y la genética pueden desempeñar un papel. Los científicos aún están
descubriendo la compleja etiología de las enfermedades mentales. No tomar
medicamentos para ayudar a corregir estos desequilibrios es irresponsable para
ti y para tu familia.
3.
En un intento de ser útil, la gente dirá muchas cosas. “Sé lo que quieres decir, me deprimí por unos
días”.
El
problema es que la “melancolía” es totalmente diferente a la depresión clínica.
Normalmente los que hacen esos comentarios tratan de ser empáticos y tienen
buenas intenciones. Pero terminan haciendo más daño que ayudando a sus amigos.
4.
“Oh, supéralo. Ya quisiera yo poder perder peso”.
Las
personas que se comparan con tu enfermedad revelan que no tienen ni idea de lo
dolorosa que es la anorexia.
5.
“Los que tienen enfermedades mentales no se esfuerzan lo suficiente”.
Mientras
que nunca le diríamos a alguien con cáncer o enfermedades del corazón, “supéralo”.
Salta de esa cama y ponte en marcha”. Este es el consejo dado a las
enfermedades mentales por otros miembros de la iglesia.
El
problema es que pensamos que la enfermedad mental ocurre porque un individuo
carece de voluntad propia. Teológicamente creemos que encontramos la vida y el
significado a través de la gracia de Dios, a través de su acción de amor por
nosotros a través de Jesucristo. No encontramos la vida por los esfuerzos de
nuestra propia voluntad.
“Al
pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del
que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede
trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” Juan 9: 1-5
La
enseñanza de la Biblia nos ayuda en momentos de dificultades como la enfermedad
mental.
La
Biblia enseña que debemos consolarnos unos a otros.
“Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios
de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para
que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación,
por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.” 2 Corintios 1:3-4
Vivimos
en un mundo roto.
Conoces
la historia de cómo Adán nos metió en el dilema de que primero estamos en
pecado, luego en la muerte, y nadie está exento ni del pecado ni de la muerte.
Ese pecado perturbó las relaciones con Dios en todo y en todos, pero el alcance
de la perturbación no estaba claro hasta que Dios se lo explicó en detalle a
Moisés. Romanos 5:12-14
Tenemos
la responsabilidad de ayudar a los enfermos mentales.
Aquí
hay otra forma de decirlo: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo
alto de una colina no puede esconderse. Ni
se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone
en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las
buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.” Mateo 5:14-16
Debemos
responder con compasión cuando una de cuatro familias está lidiando con una
enfermedad mental. Juntos necesitamos esperanza y gracia.
Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.
TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.
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