“Tu Identidad” Por Steff Quintanilla


Cuando fui diagnosticada con trastorno de ansiedad, estaba a mitad de mi último semestre de universidad, antes de empezar mis prácticas, y no quería enfrentar lo que había cambiado en mí, no quería que mi familia y mis amigos me vieran diferente, no quería tener esa etiqueta en mi frente que dijera “Soy una ansiosa con ataques de pánico, ¡aléjense!” Así que decidí meter todas las emociones en una gran caja que rotule como “Cosas para Olvidar”. Trate de vivir como si mi enfermedad no existiera, no le conté a nadie de ello, a excepción de mi hermano mayor, y mis emociones dentro de esa caja comenzaban a crecer como si fueran Mogwais en un All You Can Eat después de medianoche bajo la lluvia, es decir, UN COMPLETO DESASTRE.

El poner todo dentro de la caja me hizo sentir más pérdida, me hizo sentirme una hipócrita conmigo misma y con los demás, hasta que la caja exploto. Esa tarde estaba con mi mejor amigo estudiando en la biblioteca, cuando se desato una crisis de pánico. Recuerdo su rostro en shock, que no sabía qué hacer, no sabía que estaba pasando, hasta que le llamo a mi hermano y mi hermano hablándome por el celular me ayudo a calmarme, haciendo que al final fuera lo que siempre había temido —era esa chica con la etiqueta en la frente, “Soy una ansiosa con ataques de pánico, ¡aléjense!”—.

El camino de las personas que tenemos un diagnóstico de salud mental viene realmente con muchos elementos de choque, pero hay algo constante en todos nosotros, y es que, hasta cierto punto, cuando somos diagnosticados, sentimos que perdemos a la persona que solíamos ser. Sentimos que perdemos nuestra identidad y que ahora vivimos bajo una etiqueta enorme con el nombre de nuestra enfermedad. Yo vivía con esa incertidumbre constante de que iba a pasar de ahora en adelante, como me verían los demás. Recuerdo mirarme en el espejo. Ver mi reflejo. Verme igual que antes pero ya no me sentía como yo.

Así que hoy te compartiré tres verdades que te ayudaran a conservar tu identidad.

1. Eres un hijo de Dios.
Sé que se puede leer hasta repetitivo, pero tener esto presente es el pegamento que necesitas para que tu barco de pensamientos no se salga de control. Con una enfermedad o sin ella, tú nunca dejaras de pertenecerle a Dios. Eres su hijo escogido, así que ni las noches más oscuras te pueden esconder de Él, ni la neblina más espesa hará que Él aparte su vista de ti, te ama, y nunca olvida tu nombre (“…No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces”. Isaías 43:1 TLA).

2. No eres tu enfermedad.
Estar en Fresh Hope me aclaro mucho esto, y es que tienes que aceptar que hay una enfermedad que te hará sentir mal y que vas a tener que trabajar en ella. Si el doctor te dejo medicamentos, tendrás que tomarlos; quizás tendrás que dejar algunas comidas y empezar nuevos hábitos. Pero lo más importante es que tienes que saber que padecerla no debe de condicionarte todo lo demás. Estar en un grupo de pares te ayuda mucho en eso; como me dice una gran amiga y gran líder “No llevas esa etiqueta con tu trastorno en la frente”.

Yo sigo siendo una hija, una hermana, una líder de adolescentes en mi iglesia, una amiga y una futura médico. Hay ciertas modificaciones en mí día a día. Tal vez no hago lo que hacía antes al cien por ciento, pero voy empujando a través de todo y voy avanzando.

3. Tu familia y amigos son tu brújula.
Cuando tienes una enfermedad, se nublan muchas cosas a tu alrededor. Es como que bajara una niebla espesa que no te deja ver adonde ir, y solo tienes una brújula para guiarte. Bueno, aislarte de los que te rodean es como si en lugar de apoyarte en la brújula para medio guiarte el camino, solo la tires y comiences a caminar a ciegas. No llegaras a ningún lado y terminaras con frio y frustrado (“… más valen dos que uno, porque sacan más provecho de lo que hacen. Además, si uno de ellos se tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡Pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a levantarse!... Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas”. Eclesiastés 4:9-11 TLA).

Estar cerca de los demás te ayudara a no perderte, ellos te recordaran de una manera silenciosa quien eres, te inspiraran a sobreponerte cuando caigas y, sobre todo, te ayudaran a que este camino sea más llevadero.

Está bien sentirse perdido, está bien no saber no saber cómo reaccionar cuando tienes una enfermedad de salud mental, pero te animo a buscar la esperanza para no solo sobrevivir, sino que prosperar en tu vida, a pesar de tener un diagnóstico de salud mental. Te animo a vivir bien a pesar de tu diagnóstico. No tengas miedo de ponerte en contacto con Fresh Hope.


Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.

TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Algunas cosas que debes saber acerca de los Cristianos que luchan con la Ansiedad (Por Adam Ford, The Babylon Bee)

"Es la Enfermedad Mental de hecho Bíblica?" Por Stephen Altrogge (The Blazing Center)

"El Bienestar Ocurre Cuando «Yo» Se Convierte En «Nosotros»" Por Brad Hoefs