"¿Enfermedad o Pecado?" Por Eli González

Desde mi adolescencia me enfrenté a un monstruo gigante, una oscuridad dentro de la cual me he perdido innumerables veces, ese agujero con púas que me ha dañado más de lo que imaginaba, esa mentira que ha denigrado mi autoestima y me ha llevado a las tinieblas de los intentos de auto eliminación. Diagnóstico: Distimia. Sé que mi pecado también me ha dañado. Ha sido la negrura de mi alma, la piedra con la que siempre he tropezado, me ha hecho creerme la oveja negra, la que está desechada, la que tiene el espíritu de Jezabel y merece ser comida por los perros. Sin embargo, cuando buscaba ayuda profesional y me medicaba, mi ánimo cambiaba y sentía como la luz había vencido las tinieblas. Podía estar sobria, alejada de la oscuridad, sentía que tenía un propósito, un buen destino y acceso a la vida eterna. Pensaba que estaba mejor y abandonaba el tratamiento, pero esto solo hacía que cayera en un episodio depresivo más, o en otra exaltación, y mi pecado volvía con más potencia,...