"La Verdadera Esperanza me ha Llevado a Través de mi Desesperanza" Por Brad Hoefs
La vida puede ser difícil. Nadie pasa por la vida sin pruebas y
tribulaciones dolorosas. Y no hay duda de que tener trastorno bipolar, además
de todas las pruebas y tribulaciones típicas, puede hacer la vida aún más
difícil. Simplemente, no hay nada que lo suavice. La desesperanza sucede con
demasiada facilidad. Pero la vida también puede ser hermosa. La verdad es que
nadie pasa por la vida sin experimentar eventos llenos de alegría y bendiciones.
Pero tener y estar lleno de esperanza requiere esfuerzo, a diferencia de la
desesperanza.
Probablemente una de las cosas más peculiares de la esperanza y la
desesperanza es que pueden coexistir en la vida. Cuando reflexiono sobre las
mayores dificultades y la más profunda depresión que causó la extrema
desesperación en mi vida, fue la esperanza la que me ayudó a superar la
desesperanza. Pero no fue el tipo de esperanza “ilusoria” de que la vida
mejorara lo que me ayudó a superar la desesperanza. Ese tipo de “esperanza” no
es más que un deseo de que las cosas puedan o no mejorar. Y esa clase de esperanza
no fue suficiente para mí. La esperanza de que las cosas pudieran mejorar no
pudo provocar ni la más mínima grieta en mi desesperación.
Entonces, ¿cuál es esa esperanza “real” que me ayudó y me sigue
ayudando a vivir la vida con el trastorno bipolar? Es la verdadera esperanza
que nació y murió en la cruz y Su promesa. En particular, es la promesa de
Romanos 8:28 la que me ha ayudado a superar los muchos e increíblemente
dolorosos acontecimientos que podrían haberme llevado fácilmente al pozo sin
fondo de la desesperanza. En Romanos 8:28, el apóstol Pablo nos dice que el
Señor hará todas las cosas juntas para nuestro bien. Como persona de fe, creo
esto. Saber y creer en esta esperanza real no significa que reprima mis
sentimientos. Más bien, significa que al sentir mis sentimientos soy capaz de
trabajar a través de ellos y lidiar con ellos, porque sé que Él tomará incluso
la peor de las pruebas y tribulaciones de la vida y los hará trabajar juntos
para mi bien. Eso es esperanza. Eso es real.
Verás, he llegado a entender cómo mi fe ha sido instrumental en mi
bienestar. No tengo una esperanza como la de los deseos. En vez de eso, hago la
esperanza de Romanos 8:28. En otras palabras, cuando paso por dificultades (y
hay muchas), las reconozco. Siento los sentimientos, porque sé que el Señor
tomará todo el dolor y lo hará funcionar para mi bien. No significa que de
repente las cosas se vuelven fáciles. Pero soy capaz de atravesar el dolor,
sabiendo cómo terminará.
El Señor es la verdadera esperanza. El Padre envió a Su Hijo a
nuestro mundo desordenado para redimirnos. Nacido justo en medio del hedor de
ese establo, Él vino. Y en esa cruz, murió por ti y por mí. De lo que parecía
un comienzo sin esperanza y una muerte aún más desesperanzadora en la cruz,
resucitó como prueba de que Él es en verdad nuestra esperanza segura y certera.
No hay manera de que yo viva bien, y mucho menos de que viva, sin
Él como mi esperanza. Romanos 8:28 me ha ayudado a superar la desesperanza.
Aférrate a esa esperanza, amigo mío. Cualquier dificultad que estés pasando
hoy, Él puede y hará que las cosas funcionen juntas para tu bien. No, no
promete una vida sin dolor. De hecho, dice que en esta vida tú y yo tendremos
dificultades. En cambio, promete no dejarte nunca, y tomar esos problemas y
trabajar juntos por tu bien. Y sabiendo esto, tú y yo podemos seguir adelante a
pesar de nuestras circunstancias actuales.
En este día, mi oración es que te aferres a la esperanza real y
segura que tenemos de que Él tome todas tus dificultades, dolor y problemas, y
los trabaje juntos para tu bien. Seguir avanzando: avanzar un paso a la vez. Él
te ama. Está contigo. Él es para ti. ¡Y Él está trabajando; haciendo que todas
las cosas funcionen juntas para tu bien!
Bendiciones, amigo mío,
Brad
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