"Cómo Luchar por La Fe en La Oscuridad - Tres Lecciones para La Depresión" Por Stephen Altrogge


A menudo he dicho que la depresión es como llevar lentes polarizados. Dondequiera que mires, las cosas se ven oscuras. Desoladoras. Negras. Sin esperanza. Desvalidas. La sala de espera para la depresión dice: “Abandonen la esperanza, todos los que entren aquí”.

La depresión es una aflicción tanto física como espiritual. Las neuronas y las sinapsis no se disparan adecuadamente, lo que conduce a desequilibrios químicos en el cerebro. Estos desequilibrios hacen que la persona deprimida se sienta fatal, como si todo su mundo fuera una cruda catástrofe que se extiende sobre las profundidades de la desesperación. Cuando todo es una catástrofe, es fácil que la fe se tambalee y tropiece.

Normalmente, la prescripción de la fe es algo sencillo. Leemos las promesas de Dios, dejamos que se difundan en nuestros corazones, y luego las abrazamos plenamente. Al abrazar estas promesas, nuestra fe se eleva. Cuando tenemos más fe, a menudo hay un sentimiento físico de ánimo y esperanza.

Pero con la depresión clínica (y la mayoría de las otras formas de enfermedad mental), las cosas no funcionan así. La depresión suele hacer que una persona sienta sólo tristeza y desesperación, sin importar lo que esté pensando. Es necesario llenar la mente con las promesas de Dios, pero en general eso no altera la forma en que uno se siente. Es como tener una migraña. Creer en la palabra de Dios es esencial, pero no te quitará la migraña (regularmente).

De La Tristeza A La Alegría

Cuando todo lo que sientes es tristeza, se hace muy difícil tener esperanza, no importa lo que leas en las Escrituras. Como alguien que ha trabajado bajo mucha depresión y ansiedad a lo largo de mi vida, sé que normalmente no ayuda a una persona deprimida el decir, “¡Sólo cree más en la palabra de Dios!”

Así que si estás deprimido, ¿cómo puedes luchar por la fe? ¿Cómo puedes creer mientras también tropiezas en la oscuridad? Aquí hay algunas cosas que me han ayudado.

1. Distingue entre hechos y sentimientos.

Lo más importante que he aprendido es que el 90% de las veces, en medio de mi depresión, mis sentimientos no tienen ninguna conexión con la realidad. Esta es clave cuando estás en el pantano de la enfermedad mental.

Me siento mal porque algo está muy mal en mi cuerpo. Porque mi cerebro se está revelando, no porque todo se esté desmoronando. La realidad está fuera de mi cerebro roto. Está definida por la palabra de Dios. Es sólida. Objetiva. Inalterable. Si trato de procesar mi vida o mis circunstancias a través del lente oscuro de la depresión, estaré aterrorizado.

Si estás deprimido, puede ser peligroso evaluar cualquier cosa en tu vida. No escudriñes tus circunstancias, ni tus amistades, ni tus prospectos de matrimonio. Puedo asegurarte que malinterpretarás la realidad.

En lugar de eso, simplemente di, “Le dejo eso a Dios por ahora. Lo pensaré más tarde y confiaré en que Él lo maneje”. Dios es bueno. Es fiel. Te ama aunque no lo sientas. Él puede manejar tu vida incluso cuando tú no puedes.

Recuerda, la fe no es un sentimiento. La fe es simplemente creer que Dios hará lo que dijo, incluso cuando no lo sientas. Puedo garantizarte que cuando estés deprimido, no sentirás que Dios es fiel. Pero ese sentimiento simplemente no es cierto. No lo creas.

Juan Calvino, un pastor sumamente sensible al sentimiento imperfecto de nuestra fe, dice que la verdadera fe “se aferra tan rápidamente a las partes más íntimas que, sin embargo, parece ser sacudida o doblada de un lado a otro, su luz nunca es tan extinta o apagada que por lo menos no acecha como lo haría bajo las cenizas” (Institutos). Al igual que David ora en el Salmo 139:11-12, nuestra fe a menudo puede escaparse de nuestra vista, pero no se escapa de Dios que la dio en primer lugar.

Separa Tus Sentimientos De La Verdad

2. Encuentra un amigo que te recuerde la verdad.

La depresión te atrapa dentro de tu cabeza. Tu cerebro se convierte en un remolino de medias verdades y percepciones distorsionadas. Arriba parece abajo; la verdad parece más extraña que la ficción. Es imposible pensar con claridad. Es como mirar al revés en un salón de espejos oscuros.

En esos momentos, necesito que alguien me diga la verdad. No de manera correctiva o como una exhortación, sino simplemente como un ancla. Necesito que alguien diga, “Escucha, esto es lo que es verdad. Sé que no parece verdad, pero es verdad. Ahora mismo, te sientes como si estuvieras condenado. Pero Dios está contigo. Él te ama y no te dejará ir”.

Si estás deprimido, una de tus mayores tentaciones es dejar a la gente fuera. Y eso lo entiendo. Es muy difícil dejar que la gente entre en la jaula de tu vida. Pero necesitas a alguien que te recuerde amablemente lo que es real; un amigo fiel que camine contigo por el valle de la depresión.

Cuando tu amigo te dice la verdad, te da algo a lo que aferrarte. En los momentos de oscuridad, no creas lo que tu mente te está diciendo. Cree en las palabras de tu fiel amigo.

3. Dale sol al alma.

Hay una conexión íntima entre el cuerpo y el alma. El cuerpo a menudo traza el camino a seguir y el alma lo sigue en la estela. Cuando el cuerpo está profundamente enfermo, tira de tu alma hacia abajo, como un peso atado alrededor del tobillo.

He descubierto que uno de los métodos más efectivos para aumentar mi fe comienza con mi cuerpo. Cuando hago ejercicio o salgo a caminar o me siento al sol, mi cuerpo se siente mejor. La sangre y el oxígeno bombean a través de mi cuerpo, refrescándolo y nutriéndolo. Cuando me siento mejor, pienso con más claridad y veo las cosas con más precisión.

Cuando pienso con más claridad, puedo procesar y abrazar más fácilmente las promesas de Dios.

Cuando abrazo las promesas de Dios, mi fe aumenta.

Charles Spurgeon, que a menudo luchó contra la depresión, dijo:

Un día de aire fresco en las colinas, o unas cuantas horas de caminata en la calma sombría de los bosques de hayas, barrería las telarañas del cerebro de decenas de nuestros esforzados ministros que ahora están medio vivos. Una bocanada de aire de mar, o una caminata rígida en la cara del viento, no le daría gracia al alma, pero le daría oxígeno al cuerpo, que es lo mejor que le sigue.

Si estás deprimido, abraza la luz del sol. Sal a caminar o a trotar. Siéntate en tu porche y siente el calor en tu cara. Bebe tu café y mira el amanecer.

No te sentirás con ganas. Querrás esconderte en la oscuridad de tu habitación o quedarte en la cama. Pero sólo veinte minutos al sol pueden hacer maravillas para el cerebro oscurecido y el alma hundida.

Un Agarre Más Fuerte Que El Tuyo

Por último, tu esperanza en la depresión depende de Jesús. Él se está aferrando a ti incluso cuando sientes que estás en caída libre. Puede que estés en la oscuridad, pero tu Pastor está caminando a tu lado. Él sabe lo que es estar abrumado por el dolor y devorado por la desolación.

Tu agarre de la vida puede fallar, pero su agarre de ti no lo hará.

Stephen Altrogge (@stephenaltrogge) es un esposo, padre y escritor. Su libro más reciente se titula, Dios Indomable: Encontrando Al Que Es Más Grande, Mejor Y Más PeligrosoDe Lo Que Puedas Imaginar. También escribe regularmente en The Blazing Center.



Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.

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Artículo Original:
https://www.desiringgod.org/articles/how-to-fight-for-faith-in-the-dark

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