"Abandonando el Juego de la Vergüenza" Por Jamie Meyer
La
pregunta más temida que alguien con un difícil trastorno de salud mental quiere
oír es: ¿A qué te dedicas? En ese momento se siente como si el viento te
estuviera succionando. Cada respuesta posible que pasa por tu mente está
cargada de vergüenza: Vergüenza de tener que vivir con una discapacidad.
Vergüenza de que me hayan despedido por faltar al trabajo demasiadas veces. Vergüenza
de no haber podido terminar la universidad. Vergüenza de haber tenido un gran
trabajo que amaba, pero que la enfermedad me quitó.
Entonces,
¿por qué sentimos esa vergüenza de tener un trastorno de salud mental? Por un
lado, vivimos en una sociedad que valora los logros, la adquisición de
posesiones y la vida independiente. La vergüenza se arrastra cuando nos
evaluamos a nosotros mismos como menos que los que nos rodean. Hacemos
comparaciones y luego llegamos a la conclusión de que tenemos poco valor en
nuestra comunidad.
También
vivimos en una cultura en la que se espera que haya mucho trabajo. Si no
tenemos nada en nuestro calendario, si es que tenemos uno, podemos acusarnos a
nosotros mismos de ser perezosos o que no nos importa estar con la gente. No
puedo decirles cuántos años me llevó dejar de llamarme "perezosa"
mientras luchaba durante días sin energía o motivación. En lugar de añadir
cosas a mi calendario, cancelé casi todo lo que ya estaba allí.
Aunque
sabemos que un buen autocuidado es crítico para nuestra estabilidad mental y
emocional, la gente nos avergüenza diciendo que somos egoístas. Estaba
trabajando casi a tiempo completo cuando la depresión me abrumó. Se me permitió
ajustar mi horario para trabajar sólo tres días a la semana en lugar de cinco,
pero pagué un alto precio por esos largos días: agotamiento total.
También
aprendí que la gente con la que trabajamos puede ser celosa y resentida cuando
nos cuidamos. Una mañana, mi compañera de trabajo me preguntó casualmente qué
hice en mi día libre y le dije que fui a darme un masaje. Más tarde le dijo a
los demás en la oficina que estaba presumiendo, restregándole que sólo tenía
que trabajar tres días a la semana y que tenía que hacer cosas divertidas en
mis días libres. Si ella tan solo supiera.
Entonces,
¿cómo hacemos para deshacernos de la vergüenza que sentimos por nosotros mismos
y empezar a aceptar que tenemos valor y que somos dignos? Lo hacemos usando una
vara de medir diferente. La verdadera medida de nuestro valor es la palabra de
Dios y no las palabras e impresiones que recibimos del mundo que nos rodea. ¿Podríamos
atrevernos a vernos a nosotros mismos en términos de quiénes somos y no
de lo que hacemos?
Encuentro
significativo que cuando Jesús caminó en esta tierra pasó mucho tiempo buscando
y sanando a los quebrantados y rechazados. Se acercó a aquellos que fueron
rechazados debido a una enfermedad física como la lepra o por ser ciegos o
cojos. Las enfermedades mentales se atribuyeron a menudo a la posesión de
demonios. Muchos en esa cultura creían que el pecado era la causa de muchas
enfermedades (ver Juan 9:1-3).
Así
que, ya sea una enfermedad mental o física que te hace sentir inferior a los
demás, Jesús te considera digno de su amor y cuidado. Cuando los pensamientos
de vergüenza o de inutilidad entran en escena, tómate un momento para mirarte a
ti mismo a través de Sus ojos:
- Eres mi hijo amado. ¡Yo te elegí! (Juan 1:12, 15:16)
- Tú eres mi obra, mi hermosa creación (Salmos 139: 13-16)
- Estás libre de toda condena y vergüenza (Romanos 8:1-2)
- Tu vida tiene un propósito y un significado (Efesios 2:10)
- Tengo buenos planes para tu vida y trabajo todo junto para tu bien (Jeremías 29:11, Romanos 8:28)
La
próxima vez que estés tentado a menospreciarte y te sientas avergonzado,
recuerda que la palabra de Dios, Su Verdad, es tu verdadera medida.
TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.
Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.
TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.
Artículo
Original:
Comentarios
Publicar un comentario