"Rompiendo el Hielo" Por Christian Coleman-Jones
Voy a romper el hielo con este post...
Protegemos nuestra identidad tanto, pasamos tanto tiempo diseñando estrategias para evitar que "ellos" no se enteren, que terminamos los días exhaustos, acusando al trabajo o al día pesado.
Yo ya no voy a dar excusas por quien soy. Esto es lo que hay y lo pienso vivir con aquellos que lo aprecien, de aquí en adelante.
Soy una persona que tiene grandes dificultades en concentrarse en un trabajo que no me gusta, ni en conversaciones que no sean estimulantes. Me distraigo fácilmente, lo cual da a entender que soy superficial y que no me interesa lo que tiene que decir la otra persona. Evito errores en situaciones sociales, por miedo a que no me vean perfecto. Siempre he tenido dificultades en asociarme con gente que no conozco. Si siento que me han rechazado o que me van a rechazar, me puedo sentir triste y enojado por horas o días. No tengo una gran habilidad para controlar mis emociones, por lo tanto, doy la impresión de ser muy intenso. Todo lo siento en exceso, no hay puntos intermedios.
Todo esto tiene un nombre médico. Se llama Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad. Así nací y aunque que estoy trabajando en formas de mejorar eso, sigo manteniendo los patrones. Este es quien soy, por la gracia de Dios.
Muchos de quienes están leyendo esto, no me han visto por años. Quizás se quedaron con ideas, estimaciones de quién soy realmente. Pues esto es.
Es más, mis 30 años de experiencia corporativa fueron años que podría haberme dedicado a mis verdaderas pasiones: Cristo, por sobre todas las cosas y personas, entregarme a quienes necesitan compasión y entendimiento, escribir, música y todo lo que conlleve creatividad.
Pero, con la mejor intención, se me instruyó que ser hombre de negocios traería estabilidad financiera y emocional. La verdad es que no hay ninguna estabilidad financiera que traiga estabilidad emocional. Llegué a mis metas y cuando estuve en la cima, no había nada, todo estaba vacío. Encontré satisfacción plena y permanente en el nombre de Jesús. No interesa si lo creas o no. Es lo que soy y no hago escusas por eso.
El hombre con pelo cortadito, traje, corbata y lo demás ha sido una gran máscara. Ese no es Christian, es una imagen de lo que la sociedad esperaba de mí.
Hoy, soy un hombre libre de las cadenas que me ataban a una celda electrificada. He encontrado esa libertad en Cristo. Con Él no tengo que pretender, o vestirme bien, o tener buenas relaciones, o ser eficiente en mi trabajo, o ser excelente en mi carrera, no, solo necesito creer y Él me toma tal como soy, sin prejuicios ni condiciones.
Este Christian, auténtico, se despertó hace 6 meses cuando drásticamente me diagnosticaron con TDAH. El primer día de tratamiento cambió mi vida completamente. Pero ¿acaso soy el diagnóstico de TDAH? Para nada, ese es uno de varios adjetivos que definen quién soy. Soy diferente, muy diferente a lo que la norma social espera por ese diagnóstico, pero es lo que hay y eso no va a cambiar a menos que Dios tenga otros planes para mí.
La invitación a ustedes, quienes me aprecian y yo aprecio mucho, tengan esa libertad pura y auténtica. Sean genuinos, transparentes, pónganse a riesgo de amar a quienes no conocen, de la misma manera que hemos sido amados infinitamente.
Mi gran experiencia de vida es que cuando identifico y entiendo para lo cual me creó Dios, y lo llevo a cabo, encuentro satisfacción y gozo infinito y permanente. Él quiere que sea lo que soy y para lo cual fui creado. Y encuentro que eso es precisamente quién soy – no me avergüenzo de mis excentricidades ni de mis ideas controversiales (que siempre espero transmitir con gentileza), y por sobre todo, ¡¡¡no ... me ... avergüenzo ... del ... nombre ... de ... Jesús!!!
Espero que tú no te avergüences de mí, tal como soy.
Los quiero a todos muchísimo.
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