"Cisternas Rotas: La Comida" Por Eli González

 


"… Han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua."

Jeremías 2:13 b (NVI)

 

Fresh Hope me ha enseñado que la recuperación se trabaja, algo en que en los más de 25 años que llevo batallando con mi diagnóstico de salud mental no había hecho. En el pasado, bienestar se reducía a un período sin síntomas depresivos, e incluso, esos períodos de hipomanía donde actuaba de manera desinhibida y pensaba que todo iría bien, períodos que trataba de disfrutar al máximo porque eran escasos y duraban poco tiempo, comparados con las épocas oscuras de depresión.


Debo confesar que durante todo este tiempo había una mentalidad de víctima en mí, enfocada en lo que perdía por mi enfermedad, amistades, relaciones, dinero, asignaturas en la universidad y buscaba culpables de lo que me había pasado.


Mi primer diagnóstico fue depresión, posteriormente, distimia, y cuando se daban juntas “depresión doble”,  y viví creyendo en las mentiras que me dijeron sobre estos diagnósticos: “nunca te recuperarás, pues no hay un tratamiento realmente eficaz”, “si no puedes superar la depresión, es porque sos débil”, “los intentos de suicidio son solo para llamar la atención”; y cómo desarrollé una depresión resistente a fármacos en mi juventud, llegué a pensar incluso que era un castigo divino o una especie de demonio que me perseguía.


Al no tener una respuesta realmente esperanzadora para mí, empecé a buscar maneras de llenar mis vacíos emocionales y aliviar el “dolor” que me llenaba hasta el alma. Un alivio para mí era la comida, una falsa manera de escapar del dolor, una cisterna rota que nunca retenía el agua (Jeremías 2.13).


En mis 20’s y 30’s, comer de manera desmesurada durante unas semanas, ganar peso, pero perderlo rápidamente no era un problema. Ahora, a mis 40’s la situación ha cambiado, junto con los cambios hormonales y mi resistencia a hacer algún tipo de ejercicio ha hecho que gane casi 25 kilos de peso. Eso mina mi autoestima. Frustrada por no poder controlar lo que como, me rehúso a verme al espejo y ha disminuido mi autoconfianza, lo que, a su vez, afecta mis relaciones con otros y, sobre todo, la relación con mi esposo


¿Qué significa la comida para mí? Un escape. Una máscara. Un disfraz. Debajo de esas libras de más existo yo, pero por alguna razón me escondo muy en el fondo de mi misma. Huyo del dolor, de mi negación del diagnóstico, de mi angustia y de mi miedo a la vida. Me veo al espejo y realmente no soy yo. Es una especie de surrealismo, porque no me acepto, no acepto mi cuerpo ni mi incapacidad de hacer algo por cambiarlo.


Pero ahora sé que YO puedo hacer cosas para recuperar mi bienestar, algo que antes se reducía a no sentir síntomas depresivos, nada más. Solo esperando el siguiente episodio. Cómo uno de los diagnósticos que me ha acompañado gran parte de mi vida fue la Distimia, una depresión leve pero crónica, me había sentenciado a mi misma a vivir deprimida todo el tiempo. Sentirme bien era algo que duraba poco, porque mi propio pensamiento se acordaba que debía vivir acorde a mi diagnóstico.


Recuperar mi bienestar implica una participación de mi parte, reconociendo aquellas conductas que no son sanas, pero que repito constantemente porque me han ayudado a “esconder” mi dolor. Una de estas conductas tiene que ver con mi alimentación y debo aceptarlo: tengo una relación adictiva con la comida. Si me siento triste, decepcionada, cansada, ansiosa o me encuentro frente a una dificultad que me cuesta superar, generalmente recurro a la comida: soda, papas fritas, snacks, postres, y otras cosas que contengan un alto grado de azúcares o grasas saturadas.


En el pasado, me decía a mí misma que era feliz con una bebida gaseosa y una bolsa de snacks (dulces y salados) conmigo, frente al televisor viendo mi serie favorita. No había cosa igual, era la mejor manera de esconder mi frustración o mi dolor. Esto contribuyó que mi autoconfianza, ya de por si debilitada, sea un problema aún más grande.  Ya he culpado a las medicinas, a la pandemia, a cualquier cosa, menos hacerme responsable de este comportamiento. “Dieta” ha sido una mala palabra, porque ante ella me siento más ansiosa, empezaba la dieta lunes y la rompía el mismo lunes, porque me sentía angustiada y volvía enseguida a comer.


Sin embargo, si exploro más profundo, sé que el problema no es solo la comida, sino los sentimientos negativos de dolor y frustración con los que lucho aún dentro de mí.


Frente a esto, y gracias a Fresh Hope, he ahondado en mis pensamientos irracionales que vienen desde mi pasado, en mis emociones y en las heridas que arrastro. Si quiero una vida de bienestar, debo abandonar esos patrones autodestructivos y ser intencional en hacer cambios en mi vida. Mi decisión ahora es comer de una manera más saludable y empezar rutinas de ejercicio. Además, está comprobado científicamente que el ejercicio ayuda a mejorar los síntomas depresivos y nos da más energía.


Quizá me tome tiempo recuperar mi peso ideal, pero si decido “empujar a través” de mi indisciplina y de mi agenda ocupada, sé que lograré, con la ayuda de la gracia divida, llegar a la meta que, por salud física y emocional, me he trazado.



Fresh Hope es una organización sin fines de lucro basada en la fe que permite a las personas vivir bien a pesar de su reto de salud mental.

TU regalo proporcionará a una persona Nueva Esperanza de Dios para la vida diaria. Haz clic aquí para donar, hoy.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Algunas cosas que debes saber acerca de los Cristianos que luchan con la Ansiedad (Por Adam Ford, The Babylon Bee)

"Es la Enfermedad Mental de hecho Bíblica?" Por Stephen Altrogge (The Blazing Center)

"El Bienestar Ocurre Cuando «Yo» Se Convierte En «Nosotros»" Por Brad Hoefs